Puertas abiertas
mariposas en vuelo
buscan noticias.

miércoles, 28 de enero de 2009

Vivir la vida



Hemos hecho del tiempo un aliado en el intento de recuperar lo inolvidable que condiciona nuestra razón de vivir. Recordar no ha alcanzado el deseo que se necesita para mantener despierta la confianza y yo me siento vulnerable e incompleta de ternuras y geografías. Acepto con recelos las noticias sobre ti, Belit-Seri. Todo es incomprensible, pues cómo creer en seres que surgen del agua, en arcas luminosas que caen del cielo, en estrellas azules anunciando la llegada del Quinto Mundo o una guerra sin límites de tiempo y fronteras.

No, yo ya no creo en profecías ni en tentativas de aciertos. Durante mucho tiempo confié en los dioses, pero los años atemperaron mis impulsos en tibios intentos de razón comedida. Me dicen que no regresarás a Egipto, que te ha sido arrebatada tu liberdad. Tus felicidad está amarrada en la orilla abrupta de los años y tus sueños atenazados por unas sombras que engañan a la luz. No debiste confiar en los dogones. Te deslumbraron con sus supuestos conocimientos, y has dado demasiada credibilidad a las leyendas que yo creo no son tan necesarias para dar forma a lo inasible de las historias. Todo es ficticio; fueron los egipcios los primeros en descubrir "lo que está por encima del año, el pequeño mes". Esta es una verdad que tú deberías conocer ya.
De eso ha pasado mucho tiempo, y muchas lunas alcanzaron su madurez. Como te decía, la memoria sigue siendo primitiva y sus imágenes son sólo retazos, pero yo quiero ahora ser felíz, Belit-Seri. Cuando lleguen las aguas y el Nilo tenga una sonrisa fértil, la esperanza será la semilla de los amaneceres; en ellos me inspiraré para hacer una literatura valiente, para aprender el arte de los pinceles y de la música, o simplemente para vivir la vida junto a aquel guerrero del faraón, que siempre destacó por su valor y la pasión que me hacía llegar con sus letras.
Uxa

lunes, 19 de enero de 2009

Su mirada es triste como la de Betsabé


Hace dos veranos, un día, se fue paseando a las orillas del río y vio el Nilo tranquilo. Tuvo la impresión de que BELIT llegaría con el alba.

Algo apartados, los juncos brillantes, parecían contrariados por no recibir las caricias de las aguas.

Siempre dudaba de que las profecías sacerdotales del Templo de Isis, allí donde se guardan las estrellas que nunca menguan, fueran portadoras de aciertos. Le habían predicho que volvería en los días Epagómenos, los cinco días que se celebran el nacimiento de los dioses. Estaba en el quinto, se conmemora el nacimiento de Neftis, pero el Escriba no acude a certificar la profecía.
Bajo sus pies descalzos la arena guardaba los secretos de las noches pasadas junto a Belit. Sobre todo, estaba segura, que siempre que le cuenta historias de amor a la brisa, ella, cuando levanta los granos de arena y los lanza contra la Vieja Luna, los recibe allá lejos, allá donde las acacias vigilan la magia del sueño, el Escriba sin Nombre.

Una golondrina trazaba con su vuelo los primeros versos de un poema de amor y engaño. Ella, que escuchaba el eco del pensamiento, de su pensamiento que vislumbraba el posible encuentro, ve en sus alas que se movían al compás de los latidos de su corazón, el anuncio de su llegada.
El hechizo de la luz del momento espantaba las sombras que cubrían las Dos Tierras, y recordando las palabras del héroe sumerio Gilgamesh: "Quien tenga casa, ¡a su casa! ", ella recitaba: Quién tenga amores, ¡a su amor! Oración confusa que oculta su decisión sobre si seguir esperando la llegada del Cazador de sueños.

Han pasado dos años. Así como la Esfinge vigila el horizonte desde tiempo inmemorial y no se cansa, Uxa sí. Si con la llegada de las crecidas del Padre Nilo no llega Belit-Seri, se dedicará a componer música, pintar o escribir poemas, que es como vivir la vida.

Belit no puede regresar a Egipto, se encuentra prisionero de los dogones. Él ha ido en busca de los nommos que le han dicho regresarán el día del pez. Pero cuando apareció la "estrella de la décima luna" lo encerraron. No quieren que el Extranjero de cabello blanco, contacte con los seres del "arca" de Siro, que enseñaron a los egipcios la construcción de las Pirámides.

Atho

foto:wikipedia.org/wiki/Sirio_(estrella)

jueves, 15 de enero de 2009

El hombre desconocido



Suele ser en estos días, al atardecer, cuando me encuentro con Uxa. Hemos hecho una costumbre acomodar nuestros pasos al rastro cansado que deja este invierno exigente. Uxa está triste, sus sentimientos desvaídos y en desorden. En sus pupilas, el paisaje ha sido vencido por una silenciosa calma blanca y ya no queda nada de aquellas imágenes de sicómoros exuberantes de verde, de tierra fértil y frutos maduros. Uxa está cansada de tantos caminos y nombres que no ha podido encontrar. El tiempo es su constante enemigo que deja atrás la figura del escriba: Belit-Seri, una quimera sin nombre, un sueño que no termina, un acento cálido, un verso, la luz.

Hoy llega Uxa rota de magias e inquietudes, la ilusión desvanecida, con noticias que casi no se atreve a ponerle palabras. Ella me hace despositaria de una historia basada en suposiciones de un pasado dolido en lo eterno del tiempo y en los enigmas que no permiten explicaciones posibles. Hoy siento como a Uxa le duelen esas palabras, cada sílaba que pronuncia. Sin embargo, se rebela y me cuenta de su asombro y del miedo silenciado ante las noticias del descubrimiento de una importante tumba en el valle de Deir el-Bahari. Allí, salvados de la mirada del hombre, han encontrado enterrados varios faraones, reinas y personajes importantes del reino. Entre los sarcófagos hay uno sin decorar de madera de calidad, sin inscripción ni referencias. Dentro de él yace un hombre de apariencia todavía jóven, de cabello blanco y un rostro que muestra huellas de un agonía dolorosa. Todo un misterio, pues ¿quién puede ser este hombre que descansa junto a personajes reales, a pesar de estar envuelto pobremente con restos de lino y piel de oveja, qué terrible circunstancias han sido las causantes de que le ataran las manos y los tobillos? Ni siquiera un amuleto le acompaña en su camino al más allá.

En el corazón de Uxa está la imagen del escriba; también él oculta su verdadero nombre y está cerca del faraón. Límites de fronteras y una incierta memoria son la falta de sus noticias, el olvido posiblemente. Uxa me confiesa que tiene presentimientos confusos de ausencias y preguntas sin definir; pero no hay nadie que pueda descifrar el secreto de este desconocido, del que sólo se sabe que "tenía una fuerte y bella cara, con nariz prominente y una mandíbula larga", y que parece estar condenado para siempre a la pérdida de su identidad. Hay quienes creen que es el príncipe Pentewere, hijo de Ramses III, que se rebeló contra su padre para usurparle el trono, o puede ser cualquier otro príncipe viajero, un gobernador, o un guerrero, o un escriba del faraón. En cualquier caso le condenaron a una segunda muerte.

Uxa siente que el destino ha enmudecido, pero recuerda la recomendación de Belit-Seri de seguir buscando la verdad, "lo más grande que los dioses pueden conceder". Deberá buscar fuera de su historia, más allá del borde de la tierra, entre las cenizas frías de los rituales y las páginas desechadas que escribió, hasta cruzar las Aguas Sagradas y llegar al otro lado del sol. Quizás allí podrá saber quién es ese hombre desconocido a quien le han hecho imposible gozar del paraíso de Osiris. Quizás entonces salga a su encuentro la Verdad.


http://arquehistoria.com/historias/la-enigm-tica-momia-agonizante
http://es.wikipedia.org/wiki/Deir_el-Bahari

http://es.wikipedia.org/wiki/Rams%C3%A9s_III



viernes, 2 de enero de 2009

El Maestro de los Maestros


"Donde caen las pisadas del Maestro, los oídos de aquellos preparados para su enseñanza se abren de par en par"
EL Kybalion

Este año no han dado fruto los sicómoros y no ha sido necesario ofrecer incienso a Aton. Como era de esperar no me ha querido revelar tu nombre; ya sabes, no le gustan las súplicas ni las lamentaciones y lo único que pide es adoración y alabanzas. De Avaris llegaron noticias de una gran victoria, y ahora esperan aquí la vuelta de los guerreros de Ahmosis. Dicen que han encontrado en Punt un verdadero jardín de las delicias. Osiris, satisfecho, hace otra vez presente su dualismo, y después de tantas muertes fertiliza estas tierras negras.

Pero yo tengo que seguir. El optimismo ya me va dejando abandonada. Hago indagaciones pero nadie sabe nada de un escriba que acompañe al Faraón. Dyehuty tampoco tiene noticias tuyas. ¡Me pregunto si existes! De Tirencias ya no puedo esperar nada. No honró el silencio, y el viento lo vengó arrancando palabras de su boca. Así aprendió duramente que la verdad es un poderoso veneno. Ahora muere en el camino a Delfos. Y Minerva…¡ah, ya!… Minerva es otra cosa. A pesar de lo que se piense de ella obra siempre con prudencia y sosiego.

A mí no me queda más que dirigirme al Gran Sacerdote, que es tres veces grande, El Revelador. Él me inicia en el conocimiento de lo hermético, lo universal. Me dice que seré capaz de conocerlo y que debo tener la voluntad y la esperanza de lograrlo. Si sigo el camino que conduce al bien, La Verdad saldrá a mi encuentro y aparecerá ante mis ojos en el lugar y tiempo en que menos espere, pero que no debo olvidar que todas las verdades son semi-verdades, que todas las paradojas se pueden reconciliar.


Con la voz del Maestro en mi oído intento encontrarte, Belit-Seri. Se ha reforzado mi deseo del Conocimiento, que es el principio de todo, y no desisto de descubrir el secreto de tu nombre. En silencio lo voy repitiendo, mientras busco ese árbol del que dices es inmortal. No es el árbol, sino el que come del fruto el que no muere.

Desde la montaña K´uen-luen. Uno de los paraísos del Más Allá.

Uxa

El dador de misterios


Dice el inefable Siphaos: El séptimo principio hermético es: " El género está en todo, todo tiene principio masculino y femenino, el género se manifiesta a todos los niveles. En el proceso de individualización se trata de que ambas partes se acepten e integren en la personalidad" (Hermes Trismegisto)
Ayer fui de caza. Siete jabalís fueron abatidos por mis flechas, lanzadas con el arco de cedro, que me regaló Suten, el escriba. Me he guardado los colmillos de los jabalís alunados, los de colmillos en forma de media luna, para que los sacerdotes del templo me confeccionen un amuleto contra las serpientes de la Oscuridad. Las pieles las dejamos sobre la tierra en las tumbas del desierto, donde duermen los cuerpos de mis esclavos muertos en la construcción de la pirámide que da cobijo a los de mis antecesores, y que servirá de alimento a los buitres portadores de las noticias de los dioses que habitan en el Cinturón Orionis.

¡Alabado sea RA! ¡Por fin podré ir con el ejército del Faraón a luchar contra los hicsos! Mi hazaña merece este premio.

La ausencia será muy larga. He mandado plantar sicómoros y árboles de incienso en la senda que va de tu casa al templo de Atón. Espero que ofrezcas sacrificios para que la victoria de nuestros ejércitos sobre los usurpadores hicsos sea completa, y no paren en su huída hasta el lejano país de PUNT.

No conozco el lenguaje de las aves. No me fío de Minerva, de la bella y rubia Minerva, su templo siempre está cubierto de coronas y ofrendas por la sangre de los vencidos. Ella lleva en sí los destinos de las guerras. Pero... hablaré con Tiresias; el sí conoce el lenguaje de los pájaros de la luz, el significado del vuelo de las aves. Además él es mi amigo, durante muchos siglos fui su lazarillo.

No desistas en tu empeño de conocer mi nombre. El deseo del Conocimiento es como el principio de la materia: inicialmente todo es Negro, conforme se va avanzando en el estudio surgen irisaciones Azules o Verdes, para terminar en un Blanco que te lleva por un camino Amarillo hacia el Rojo " espíritu del mundo". Allí está mi nombre, pero no lo pronuncies. Mi nombre -como el fruto del melocotonero- está consagrado al dios del Silencio.

Neb Jet Ijeme Sek (Poseedor del Árbol que nunca muere)
Belit-Seri