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martes, 5 de enero de 2010

¡Ay, qué cerca estuvimos y hoy que lejos!



Antón Hurtado: Cabreira
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¡Ay, qué cerca estuvimos y hoy que lejos!

Al tiempo delicioso de las citas,
sucede la desunión durísima.
Ibn Zagdan (1003-1071)


Uxa repite estas palabras del poeta y piensa que tiene razón: nunca fue tan larga la distancia que le separa del Escriba, ni fue tan persistente la presencia de la soledad que le condena con descaro a un perpetuo peregrinaje. Pero Uxa no tiene reproches y calla el dolor de saber a Belit-Seri seducido por los oráculos –despiadadas sibilas- hasta perder la noción de una fidelidad frustrada. Para ella sería suficiente una palabra, conocer un nombre, para que se dejara abrazar por la imagen que lleva en sus pupilas de aquel soldado del Faraón.

Uxa está consciente de que no existen respuestas y es el tiempo el que impone –dolorosamente- el castigo con los años. Cansada de metáforas y conjuros, decidió dejar atrás el viento seco que besaba con voluptuosidad las tristezas de entonces, olvidando esperas y compromisos desordenados hasta atravesar el umbral de una avanzada historia.

Seguimos a Uxa por una tierra con el acento dulce de sus frutos y de sus vinos. Atraída por la tolerancia de la cultura y lo dinámico y cosmopolita de las ciudades, se encuentra con un país envuelto ahora en batallas perdidas que lo único que conserva es el eco del esplendor de su pasado en el Arte y la Arquitectura. Ella no quiere renunciar a recuperar olvidos y sigue buscando respuestas en esas ciudades que ya moldean otras manos y donde impera un aire enrarecido que pone límites a la propia identidad. Aún queda un último lugar vitalizado por el agua y que confía en su lírico lenguaje. Uxa, que se sabe acosada por lo inevitable del tiempo, sube por caminos que la llevan a lo más empinado de su cumbre. Allí, en la luz que sombrea de rojo los muros obstinados, presiente que habrá un rey –que al igual que ella y Belit-Seri- se verá obligado a abandonar la casa de sus mayores.

2 comentarios:

ELILUC dijo...

Muy interesante, como todos tus escritos. Un abrazo

Marissa Tamayo dijo...

Seguiré de vez en cuando tus andanzas como Uxa, la viajera, en busca del amor. Bellas palabras. un abracito,